13 ene 2010

Invitación

Intento matarme, como saben los que ven un pozo vacío en mi sonrisa:
acabar con aquello que los cobardes suelen llamar vida.
He pensado, incluso, invitar a todos al final de esta comedia donde yo abro los ojos
(para ya no tener la mala costumbre de pensar en qué haré ahora, al despertar,
o después de que una mujer me diga que sí)
y el resto se traslada libre a capricho de Newton.
VENGAN TODOS A LA FECHA CONMEMORATIVA.
No le hallo diferencia entre cumpleaños o día del padre
Navidad, aniversario amoroso, conmemoración de héroe patriótico.
He pensado en matarme o dejar que me maten
porque soy un cobarde a fin de cuentas.
TOTAL, LA MUERTE ES YA NO DESPERTARSE TEMPRANO.
Pensé acabar tirándome al vacío, no, al asfalto. Quizás hoy mismo.
He pensado dejarme caer de la cama
sobre un desfile de cuchillos afilados el día anterior
listos para perforar faquires de siete vidas con toallas sucias en la cabeza mojada.
También atándome sobre la cabeza una bolsa de plástico
y esposarme las manos a mi propia cama.
TOTAL, LA MUERTE ES YA NO HACER COLA PARA PAGAR LA LUZ Y EL TELÉFONO.
Tal vez con un disparo, dejando al alcance un libro
de Arguedas y un cuento de Quiroga
o mejor ahorcándome con una corbata fea, o mi correa de cuero negro
(dejando al lado un libro de autoayuda).
¡Amarrado sobre el dintel de mi puerta, aunque no tenga dintel!
TOTAL, MORIR ES YA NO VIAJAR APRETADO EN UN BUS
POR 80 MINUTOS.

Pero ella… la vida gime encima de mi cuerpo
grita que le diga porquería, por favor
que camine sobre ella, que le ladre ¡¡prostituta!!
La vida me hace fumar el último cigarrillo todos los días
y pasa su revólver de metal helado sobre un cuerpo desnudo
que por no tener un feo lunar, no es mío.
Y entonces apunta sobre mi cara, se burla de mi nariz
me concede el último deseo, yo le digo otro cigarrillo y me lo da
luego me conduce al patíbulo-mi-cuarto
y se le ocurre que mejor me mata mañana como queriendo matarme de miedo
o de cansancio. Espero entonces, sobre la cama, buscando un amanecer
despejado y con ganas de amar a una mujer de pelo castaño para tener doce años.
Y LA MUERTE, PIENSO, UN ESTADO EN LA QUE YA NO TE SUDAN LAS MANOS.

No hay comentarios: