31 ene 2011

Bajo la luz amarilla

Sentada, vieja
con un millón de recuerdos menos en la cabeza que en el sombrero
recordó la vida
el amor, una piedra en la vereda, una puerta que daba a un jardín
recordaba una carta
se miró las manos, las usó como espejo
y pudo verse cuando alguien le dijo que se veía hermosa todo el tiempo
y más todavía bajo los postes de luz amarilla.

Desde entonces, recuerda
Andaba bajo los postes de luz amarilla, junto a la vereda
En el límite de la calle por donde solía perderse
Caminaba llevando detrás un poste que le habían regalado luego
Cuando a todo el mundo le contó lo sucedido: se veía más hermosa que todavía
Y más abajo la luz amarilla de un poste amarrado a la cintura.

Abrazada del tiempo
Cambiaba los focos con premura y las manos
De día llevaba una cantidad razonable de sombra
Acumulada por los años en su dormitorio
Sonreía cuando recordaba que le gustaba la vida
Lloraba en realidad
Y medía muy bien el cuerpo para inclinar la cabeza
Hacia la luz amarilla para que las lágrimas se vean todavía
Más bellas y no duelan…

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