10 nov 2011

Balanza romana

Me pesa el escritorio vacío
y sobre el hombro una palabra con pico de metal
me dice lo que fuimos
en este instante mientras intento cazar tu nombre con atarrayas.

Me pesa la hoja de fondo blanco, los anteojos
una gorra que no poso en la cabeza.

Me pesa el aliento que no recorre
mi espalda y libero un miedo que cabe en una sonrisa que puede despertarte
pero callo para verte dormir.

Me pesa el día en los pies
en la cerviz el cariño esquivado por cada mano tuya.
Me pesa la ausencia de un cielo claro y la teoría de la belleza que desarrollé
mientras jugabas a ser una gota de lluvia pegada a la hoja de maguey.

Me duele en la espalda la carga de un burro viejo
y las hojas en blanco cuando me miras
vuelan como palomas comen palabras como gusanos
para perderse mientras flotan
sobre mi cuerpo sujetado por un grillete de mi cuello de mi gato de mi sala.

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