9 nov 2011

el tiempo

deberían ponerle cascabeles al tiempo
ello nos daría ventaja para buscar algún escondite
algún refugio que nos proteja de sus burlones pasos en puntillas
de sus amenazas y su peso monumental que descarga en nuestros hombros
mientras caminamos
mientras frente al espejo ensayamos algunas arrugas
constriñendo el rostro
riendo a mandíbula esquizoide que la vida anda en retroceso

deberían darnos la dirección del tiempo
no sólo su rumbo, utilidad o destino
sino su dirección, la casa donde vive
para transar algún acuerdo por las buenas o por las malas
y ver la posibilidad de hacernos viejos en más tiempo
o que la juventud dure lo que dura un año de vejez en el asilo

deberían darnos las coordenadas y un lugar de referencia para llegar y tocar su puerta
decirle que somos de la empresa telefónica o eléctrica y que veninos a reparar las fallas
así de repente lo ataríamos, no sé, a una silla, ventana o a un reloj de péndulo
luego oprimiríamos la mordaza para no escuchar sus demandas razonables
asegurado, amedrentado y confundido por los golpes en la cabeza
le soltaríamos una mano para que firme algún papel en blanco.
el cuerpo textual vendría mientras nos apoderamos del camino de regreso

deberían ponerle cascabeles al tiempo
para huir del peligro que supone
para inventar los antídotos
para tomar un arma
para escondernos y vigilarlo
aprender de él
aprender sus gestos, mañas, movimientos y declararle la guerra
vencerlo y no matarlo
sino decirle que mañana morirá en el cadalso
luego mañana decirle que mañana morirá frente al pelotón de fusilamiento
luego mañana en la mañana decirle que será decapitado
luego mañana en la mañana decirle que mejor la inyección letal
luego decirle que mañana sí por fin
luego decirle que mañana…
…hasta que comprenda.

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