4 oct 2011

La venganza pasó a segundo plano

Tengo tantas cosas por hacer que la venganza ha pasado a segundo plano. El hecho de matarlo, descuartizarlo, triturarlo y hacerlo pasar por el inodoro es menos importante que hallar al menos una hora para sentarme sobre el sillón hundido y tomarme una cerveza. Aunque no descarto todavía que la venganza me pueda quitar la tensión de algún músculo dorsal. Sin embargo, para concretar mi venganza tendría primero que hacer algo que no deseo: ser su amigo. El hecho de matarlo sería sólo, digamos, el 5% de la venganza. Ver su rostro en medio de la tortura, sabiendo que piensa más en la traición que en el dolor me causaría una satisfacción solo comparable a la entrega incondicional de un amor que me fue imposible cuando tenía 14 años...

No hay comentarios: