1 oct 2011

Una mujer con el corazón en la mano

No siempre ves a una mujer caminando con el corazón en la mano, envuelta en un vestido negro y con los cabellos enredándose con las tramas difusas de la mirada subyugada a los pretéritos, dejando un semirostro que te observa mientras esquiva su propia sonrisa. Pero cuando sucede, tu corazón quita de en medio a la manzana de Adán e invade tu garganta, tus palabras se estancan en una represa de incertidumbre y te dejas caer del balcón para determinar firmemente una trayectoria de acercamiento para pedirle por favor que desde ese momento se dedique solo a vivir mientras tú te encargas de amarla para toda la vida aún cuando tu vida ya no te pertenezca.

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