“Dicen escribir y no sienten
mordiscos en el hipotálamo
ni un ente que quiere salir de nosotros
acuchillándonos por dentro.
Dicen inspirarse y no agonizan en una cantina
para morir todos los días embarrados de llanto
contándole a un desconocido cómo es que decidieron ya no esperar a Elena”.
Felipe Revueltas en la pared de un baño.
31 may 2012
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