31 may 2012

La palabra alrededor de mi cuello

La palabra que no digo me punza el pecho
me ortiga la piel hasta postrarme
y no halla mi esófago.

Cada palabra formando una flema arenosa, 
mordida por mis ansias lisofílicas de mandíbulas hambrientas.
Cada palabra envenenándome las venas y la saliva.

La palabra que no digo me duele los dientes
me quita las sábanas,
se para en la cabecera de la cama
como la mujer pálida y triste que esperamos ver en el corredor
(y aquellos pasos escuchados me duelen en el vientre).

La palabra que no digo me consume las uñas
me rasga la cara para caminar compungido
y me hace correr, no pensar,
encontrar una moneda martillar a mi cerebro,
sobre lo que trato de olvidar.

La palabra que callo aprieta el gatillo.
La mujer pálida y triste me sirve el desayuno:
dos panes, un café con cicuta, dos cucharadas de azúcar
 y la palabra alrededor de mi cuello.

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