21 oct 2009

Mi perro me escribió una carta


Mi perro escribe una carta, dice: "Lima 21 de octubre. No vuelvas a casa".

Compruebo que se trataba de mi perro, porque observo que la carta está escrita en un retazo de cartón de su caja de galletas favoritas Dog Mistic. Además el cartón huele a mi perro y al aspirar siento uno de sus pelos en mis fosas nasales y estornudo. Pero, ¿por qué no querría que vuelva a casa?

Pienso entonces que mi madre se dio cuenta de que simulé dormir y escapé de casa con mis amigos del barrio, y que ahora me espera las 24 horas del día tras la puerta de mi habitación con un bate de béisbol. O que se enteró de que en la primaria repetí quinto grado, pero nunca lo supo, aunque sospechó siempre de mi uniforme y de mi disfraz de hormiga, el que usé por dos años seguidos en las actuaciones por el día del Principio Aristotélico. En fin.

Mi perro anduvo raro esta semana. Primero se anduvo con eso de que "si la vida no es eterna, ¿por qué los perros vecinos hablaban de las transubstanciaciones a los 8 años?". Yo le dije que lea un poco a Hegel y me contestó que prefería a Kierkegaard, lo que me descuadró, pero de inmediato entendí por qué no había encontrado bajo mi cama un libro de Sartre hace un par de semanas.

Después de sus divagaciones existenciales, me vino con que deberían hacer juguetes en forma de periódico para que los perros los masticaran. Le dije que ya existían. Entonces me di cuenta de que me estaba mandando una indirecta para comprarle uno, pero hizo una mueca y quedamos callados, con un silencio incómodo que duró unas 6 horas con 24 minutos.

Ahora me vino con esto de la carta. Pero igual, tengo que regresar, ¿no?

Lo que me intriga es cómo le hizo el perro para que el gato acepte traerme este mensaje. Vi a Floppy incómodo, como diciendo que un gato siamés no está para esas cosas. Creo que debo ir a casa porque no quiero que haya alguna disfuncionalidad. Después estaré con eso de que por mi culpa Dios no existía.

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