30 oct 2009

Para saber que existo

Para saber que existo, llego tarde a mi casa para que haya pocas probabilidades de que nadie me vea o me diga que no vivo allí y que por favor me ponga ropa que los niños están asustados y que llamarán a la policía.

Para saber que existo me dejo entregar cosas prestadas, premios que no merezco y pronuncio huelgas de hambre en los mercados mayoristas. Me pongo zapatos largos que me harán tropezar y cargo las calles que caminaré mañana.

Me miro al espejo de reojo y: ¡te atrapé!

Para saber que existo me dejo doler la espalda, cansar el lapicero, rasgarme como las mesas escolares de una biblioteca, pintarme como pared de baño público, dejarme dormir por los enemigos y me dejo saber que es martes, que tengo sueño, que mis espasmos me desean un trago o las ganas de no tener que estar probándome cosas que no tengo por qué saber, pues no me quedarán. Por Dios, ya es invierno…

1 comentario:

Anónimo dijo...

para saber que existes, debes saber que es primavera y que hace frío invernal, que el sol no sale para todos porque algunos tienen vitiligo y para ellos sale cuando menos debe.