20 dic 2009
Yo no sé llorar
Yo no lloro porque no tengo la pericia requerida.
Dice mi abuelo que se debe medir el viento
tener un informe detallado del Senhami
cargarse con todos los muertos de la conquista española sobre el hombro derecho
e imaginarse a Vallejo cambiando dólares entre dos jirones.
Yo no lloro porque ya todos los días llueve.
Mi madre sí sabía llorar en los momentos que requiere la Constitución
lo hacía cuando sus 40 hijos se casaban con mujeres que lloraban ilegalmente
y mi padre, su esposo que nunca lloró, asumía que ya era hora de vivir bajo la cama
porque Kafka le había dicho que los hombres de tanto trabajar
se convierten en seres humanos.
Yo no lloro porque no tengo talento para ello.
Hay que inclinar el cuerpo hacia un ángulo específico
hay que tener la piel bien afilada
y tiempo guardado, por si acaso, en la billetera.
Las palmas deben hacer las veces de fuerza centrífuga para contrarrestar
las inclemencias gravitacionales.
Yo no sé llorar, pero no importa.
Río primero, hago las veces de madre
imagino a Vallejo esperando una carta de su burro peruano del Perú
me dejo caer en la vereda por el peso de mis dos hombros
y tiro deshojado en las avenidas verdes la Constitución Nacional de los Sueños Quebrados.
El resto lo hacen mis propios ojos.
Al final no lloro, ¿para qué?, si ya está lloviendo.
12 dic 2009
Noelia está feliz y llora
Noelia sonríe.
puede levantarse si quiere con cualquiera de los pies
-arácnidamente desnuda-
y ser bañada con la primera manifestación de mar ondulado,
aliento que muere a la orilla de un catre firme durante todas las horas de la noche.
Noelia llora y ríe.
Aunque escucha Sex Pistols,
quien todavía duerme a su lado se queja entre sueños
de una ventana semiabierta
y vuelca la almohada sobre su cabeza. Noelia lo mira y llora, pero ríe.
Es un día martes 29 de algún mes de verano.
Noelia mira el cielo y nota un amarillo intenso que le recuerda
una tarde de algún fin del mundo que no recuerda.
Se sienta al filo de la cama, toca la arena con la punta de un pie
y se arregla el cabello mientras espera abrir los ojos completamente.
Se oye un horizonte de gaviotas meditabundas, aguas adentro el pataleo de un remo
y los cabellos de Noelia que sirven al aire como pentagrama.
El hombre Sex Pistols resuella bajo la almohada y se cubre todavía la espalda.
Susurra tener frío y Noelia sonríe. Una nube pasea cercana y se despereza amarilla sobre la mirada de Noelia, suena un violín… y la materia blanca espumosa imita una forma mientras ella reconoce un nombre.
Noelia baja de la cama, camina mar adentro, las aguas se abren, suena Karma Police,
el horizonte se torna curvilíneo y el eco de un remo enredan los sonidos que oye Noelia y se deja llamar. Los cabellos que cubren sus senos, flotan dentro de un acuario.
El que duerme retira la almohada de su cabeza.
Sin abrir los ojos pregunta qué hora es
y él mismo se responde. Noelia ríe y cae, y llora.
Él mantiene todavía en su cabeza una tonada de Sex Pistols,
baja de la cama y cierra la ventana. Mira el despertador a cuerda.
–Maldito día, lunes –se dice–, tengo que trabajar.
21 nov 2009
Callada (inconcluso)
Ella decía siempre lo que pensaba. No a manera de decir las cosas sinceramente, o de expresarse con total libertad sin importar lo que pensaran los demás, sino, siempre decía lo que pensaba porque había contraído aquel inexplicable mal de no poder callar nunca.
Por supuesto, prefería vivir alejada. A sus 24 años, había adquirido algunas experiencias imborrables, se había enamorado, guardaba ciertos rencores y poseía sueños que esperaba algún día realizar. Todo ello era evocado a cada momento, era una constante como en cualquier ser humano, una repetición diaria que nos hace saber quiénes somos, qué queremos y qué haremos. Pero ella no podía guardar todas aquellas evocaciones en el silencio de su mente, por decirlo de alguna manera, sino que hablaba, expresaba todo ello con una naturalidad que preocupaba a los que la rodeaban.
A sus padres y hermanos les costó mucho reconocer que Isabel no estaba jugando una mala broma. Era sencillo lo que le pasaba, teniendo en cuenta que un tío abuelo había sufrido de lo mismo. Aunque este tío, ex soldado de la guerra del 41, evocaba recuerdos crudos de las incidencias de una batalla sangrienta, por lo cual muchos pensaban que los traumas propios de la guerra lo habían enloquecido. Pero no era eso, él desde siempre fue un hombre callado, por lo que su mente siempre estuvo elaborando una compleja red de pensamientos que no necesariamente guardaban relación, como los recuerdos espontáneos, los que llegan cuando oyes, miras o tocas algo. Y hablaba, alguna parte de su cerebro se había quebrado, o duplicado, algo que le hacía hablar sin medida, sin moderación, deteniéndose solo cuando comía o mascaba algún objeto.
Lo mismo le pasaba a Isabel que hablaba sin cesar. Empezó hablando dormida. Continuó despertándose por sus propias palabras. Llegó a sufrir ininterrumpidos días sin dormir y hasta llegó a tener principios de gastritis por tanta pastilla antes de acostarse. Entonces empezó a despertar hablando, caminar hablando y hablaba en la ducha. Dejó de ir a la universidad, dejó de comer con los demás porque la última vez dijo palabras ofensivas contra su padre, por algunos recuerdos de años atrás, cuando éste golpeaba a su madre. Criticó la comida, a su hermano, además hablaba de encuentros sexuales, en contra de Cristo, en contra de la educación, siempre con palabras soeces. “No sabía que pensabas eso, ni que te expresaras con esas feas palabras”, alcanzó a decir su madre. El padre de Isabel comprendió al poco tiempo. Sin duda era el mal que había heredado la familia... (inconcluso)
17 nov 2009
Tres sueños
Primer sueño:
1569 mujeres lloran en el cielo
mientras Lima desaparece cuando
una bella mujer de grandes ojos
duerme la siesta después de darse cuenta
de que vive solo porque lo sabe.
Segundo sueño:
una fotografía vieja de una mujer con sombrero de paja
hace llorar a gritos a Neruda
mientras un obeso barbero le corta el cuello.
Desde la ventana Vallejo sonríe como nunca lo vimos
porque los fotógrafos lo agarraban a palos
y también con una soga
sobre los huesos húmeros que solía colocarse.
Tercer sueño:
En casa, Borges habla del color amarillo.
Miro entre sus manos un reloj de agua que alcanzo robarle
pero me grita que no podré huir de aquel laberinto
y que el Minotauro era y es él
pero llego a la puerta y salgo a la calle.
Pienso: Borges no puede leer el letrero de salida.
13 nov 2009
Después de la tormenta viene la calma
Después de la tormenta viene la calma. Pero todo queda mojado, el wáter atorado, los techos de calamina desclavados y el sol se cubre asustado con un par de nubes nimbas. Después de la tormenta queda Gene Kelly postrado de bruces sobre el pavimento, escupiendo agua estancada en sus pulmones. Después de la tormenta quedan los desagües atorados y el cocodrilo de las alcantarillas termina ahogado entre toda la inmundicia, queda además lavarse con agua poco clara y la señal de televisión es borrosa, inestable.
Después de la tormenta quedan las ratas escondidas bajo el refrigerador, la mesa, el sofá, las hormigas flotando, las moscas pegadas en el techo y los perros aúllan mirando la ventana. Después los aviones dejan caer aeromozas que huyeron para no limpiar tantos vómitos, y los que iban al cielo se ven rodeados de escombros porque cayeron en medio de la ciudad, que es lo mismo al infierno, pero con la diferencia de que hay que pagar para sufrir.
Después de la tormenta quedan las aves sin nido, las hojas sacudidas de rocíos y los ríos molestos. Ahí va uno, regresa a casa, se sacude el impermeable, la esposa le grita por manchar el piso, el perro deja de aullar y la televisión anuncia el inicio del viejo programa de espectáculos que agrupa a la familia para morir de muerte natural mientras comen algo que no recordarán en 5 minutos.
Después de la tormenta viene la calma, pero huye asustada.
11 nov 2009
La sirena varada
Una sirena varada en una esquina siente la mirada de náufragos
y pescadores
como arpones
y prefiere no pensar en ellos
prefiere flotar entre caracolas y cangrejos ermitaños.
A veces, la sirena
enciende un cigarrillo y a veces se come una anguila con las manos.
Hasta que ya es tarde
(piensa que siempre es tarde cuando uno quiere irse
y por la simplicidad de su pensamiento determina que tiene sueño)
Y aletea esquina a esquina mientras los pescadores y náufragos
embriagados
oyen el canto que entonan sus caderas y pezones al aire contraído
y la sirena sonriendo
como si Ulises la esperara en casa.
Al sétimo día
8 nov 2009
Ulises y Penélope
se mira al espejo
se fríe unos huevos
y enciende el televisor.
Piensa en si Ulises tardará.
Ulises despierta en un hostal
se ducha, pretende robar la toalla, tal vez una sábana
abandona a Circe dormida y le deja 20 soles
en la mesa de noche y piensa en si Penélope espera.
Penélope maldice:
“Yo no sé tejer, ¡mierda!”
Coge el control remoto, mira la ventana
y cambia invierno por verano
mientras piensa en si coger el ovillo de hilo marrón
para tejerse una soga y colgarse de la higuera.
Ulises toma un bus, suben dos sirenas
éstas expelen un perfume
que le hacen pensar en huir por la estrecha ventana
pero mejor les cede el asiento, las observa desde lo alto
y concluye que Newton debió haberse equivocado en algo. No sé.
Penélope mira la hora.
Cambia al canal 52
entonces oye que Serrat le canta
y ella sonríe como a las verduleras en el mercado
recordando con sus ojos que alguna vez anduvo con su bolso de piel marrón.
Ulises recuerda que olvidó su reloj en la cama.
Baja del bus no sin antes aspirar
ese perfume responsable de la existencia de más humanidad.
Llega. Circe la lleva su isla y le invita a comer.
Ambos olvidan el reloj sobre la cama.
Penélope entonces envejece.
Ella tiene un cabello ensortijado y un perro se que muere de hambre en el patio.
Ya la higuera es endeble
es invierno y las ramas se dejan vencer por un viento frágil.
Cuando la inspiración no toque la puerta
La inspiración entonces lo empujó abriéndose paso, vio la sala desordenada, el trago derramado, las botellas vacías de cerveza, sobres de mezcalina, discos de Carmencita Lara, AC/DC, Jean Louis Aubert, Chalchaleros y Carla Bruni. Y le dijo que “un poema también puede estar en la armonía del caos, pero tú no serás poeta”. Él solo cerró la puerta, no la miró ni con desprecio siquiera y le dijo que si quiere se quedara pero que se calle.
-Tú no serás poeta si duermes
-No me jodas -le dijo, y se tiró de bruces sobre el sillón más cercano.
-Tú no serás poeta si descansas, hay que tener disciplina.
-No me jodas, dile eso a Vargas Llosa, a mí no me tiraron los cachacos.
-Tú no serás poeta, levántate.
-Si no seré poeta para qué te molestas, lárgate.
-Sírveme un trago.
Se levantó, sirvió un ron con Coca Cola y le puso dos hielos con la mano. Se echó otra vez en el sillón y le dijo que ya no jodiera.
-Al menos dime para qué me llamaste.
-Yo no te llamé, yo estaba durmiendo. Además, yo no quiero ser poeta, solo escribo y a veces para sentirme mejor.
-Aún así, escribes pensando ser poeta pero no lo eres, no eres capaz de encontrar belleza en la acritud de tus palabras.
-Yo escribo porque me da la gana y ahora por tu culpa necesito quitarme este dolor de cabeza.
-Si tomas este trago de mierda, cómo no vas a estar mal.
-Se toma lo que se puede, no jodas. Además no es el trago, sino la mezcalina, no la había probado jamás. Al principio happy, después…
Suena el teléfono. Él contesta y elevando el tono de voz a medida que tartamudea de rabia, dice que no está interesado en comprar enciclopedias por teléfono. “¡Además, en qué parte del teléfono introduciría el dinero, idiotas!”. Y cuelga con violencia.
-Bueno, tú no serás poeta, eso vine a decirte.
-Y ya me lo repetiste un culo de veces… ni siquiera sé qué haces aquí.
-Vine a decirte eso, me abriste la puerta.
-Ah, ya recuerdo, viniste a darme el recibo de la luz.
-¿Cuál recibo idiota? ¡Soy la inspiración!
-Pero no pareces mujer, más pareces travestido.
-Bueno, ya no aguanto. Antes de irme solo una pregunta: dónde están los cuadernos azules. Vine a llevármelos porque ahí no hay poesía. No quiero ser responsable por las huevadas que piensas publicar.
-Pero tú estás muy cojuda, ¿de qué cuadernos hablas?
-De las ridiculeces que sueles escribir, las escribes en cuadernos azules.
-¿Pero de qué hablas?, inspiración de niño down.
-Ya basta de juegos, yo vine por los cuadernos.
-Oe, tú te has metido más mezcalina que yo.
-Drogadicto de mierda, dame esos cuadernos que tengo que ir a visitar a Iván Thays y luego a Alonso Cueto, no me quedará mucho tiempo para los dos.
-¿Quiénes son esos? Y por qué te vistes de blanco. ¿Pureza? Tieneeeenes una cara de rucaaaaza…
-…
-Mira Madame Mariposa, por más drogadicto que esté, te aseguro que no sé de qué cuadernos hablas.
-Adán, sino me quieres apoyar, le diré a la nostalgia y la soledad, que te den una buena visitada y ya sabes lo que te pasa cuando ellas se ponen pesadas.
-Uy, jajaja jajaja.
-De qué te ríes imbécil.
-Jajaja jajaja jajaja.
-Puta mare, cómo me hacen perder el tiempo en este huevón.
-Jajaja… es que, jajaja… Adán se llama el vecino del segundo piso. Jajaja…
-Hijo de puta, ya lo decía yo, por qué tanta mierda acumulada en un solo cerebro.
-Jajaja, puta drogadicta, has bien tu trabajo, jajaja. Y esas nostalgia y soledad, ¿no son una pareja de lesbianas? Jajaja… jajajaja. Juju jujuju jajajaj que risa que me da…
Entonces la Inspiración se bebió el ron con coca cola, se pasó los dos hielos, se levantó, miró con desprecio a Felipe y éste le dijo que deje el recibo de la luz sobre la mesa.
-Ningún recibo huevón, yo no soy de Electrosur.
La Inspiración salió dando un portazo y por la mala mañana ya no visitó a Adán que andaba con la pistola en la cabeza porque tenía el papel en blanco desde hace una semana y dos horas. La Inspiración se fue a visitar a Thays que andaba con eso de publicar otra novela sobre su cabello.
Estos versos terminan con una sinfonía de Chopin, ejecutada a cuatro manos y
El eco de un balazo que brota en ondas azules de la habitación de Adán Ignacio Pérez y Garza que fue víctima del robo de una mochila que contenía 5 cuadernos Escrib azules, de 100 hojas, rayados. “¡Todos mis poemas, mierda!”
5 nov 2009
Miedo
Temía todo. Sobre todo encontrar un cadáver bajo la cama. Temía volverse loco al descubrir que alguien lo observaba mientras cerraba los ojos al bañarse. Temía caer a los buzones de desagüe, despertar muerto, electrocutarse con la terma del baño. Soñaba que flotaba en el río y que nadie lo ayudaba. Soñaba que caía de un edificio y pegaba los gritos más fuertes que nadie oía desde las habitaciones aledañas. Soñaba que lo perseguían, que mataba, que lo buscaban por esconder cadáveres en los baños de los restaurantes. Hasta que lo despertaba el hedor de su habitación, ¿sería acaso el cadáver bajo la cama? En fin, cogía el arma, lo guardaba en el bolsillo del saco y salía a encontrarse con aquel político que le tenía otro trabajito.
4 nov 2009
Asecho
Un recuerdo, mal acomodado por mi distracción
cae en media calle y juega a ser yo mismo
para buscarme mientras yo (yo)
me dirijo a que ocurra una verdad
bajo el mecanismo de doblar las rodillas
mientras avanzo. Tratando también de no perder mis extremidades.
El recuerdo cruza la esquina, me ve que
camino pensando en una canción de Zurita Tartaglia
con la sonrisa propia de un poema que huye
de los bolígrafos y de los papeles amarillos.
Nada puede no lograr el lenguaje y la escritura puede perforarnos
las sienes, con aquella palabra
que el recuerdo canta mientras
me pisa los talones preguntándose
a dónde voy y si vale la pena seguirme.
Llego a casa (que no es mi casa, sino un pedazo de cemento manchado
de algún sueño y de espuma) alquilada, ajena, lejana. En fin, saco la llave
cruzo el marco incrustado en la pared y cierro la puerta con fuerza criminal
para quebrarle el cráneo a mi recuerdo que se proponía
robarme la tranquilidad para huir. No dice, mientras muere
que le gustaría ser enterrado en el jardín.
31 oct 2009
Lima - Martes 3:30 pm.
3:30 pm, salgo de casa sin rumbo fijo. Subo a un taxi. "A dónde va". No sé, a donde sea. "¿Al centro puede ser?". Tal vez. "Vamos al centro entonces".
-Señor, ¿alguna vez se ha sentido vacío?
-¿A qué se refiere?
-Vacío, sin ganas, sin... rumbo. No se ha levantado alguna vez de la cama y se ha preguntado ¿qué hace en este mundo y si vale la pena todo lo que hace?
-Bueno, sí. A veces me he sentido así.
-Así me siento ahora.
-Bueno, mientras me pague el pasaje, vamos a cualquier rumbo infijo entonces.
Los edificios del centro se acercan a medida que avanzamos. El cambio del paisaje se nota. Las casas son más viejas, el olor es otro y el tráfico nos hace avanzar de a pocos.
-Yo también quería preguntarle algo.
-Dígame.
-¿Cómo hace uno para librarse de un cadáver en la maletera?
-...
-De un muerto. Bueno, verá, tengo un cadáver desde anoche en mi maletera y no sé cómo deshacerme de él.
-Mmmmm
-Espero no haberlo desconcertado.
-No, solo estoy pensando.
-Ya he intenté arrojarlo al río, pero el acceso a la orilla está cerrado, lo que me obligaría a cargarlo por más de 50 metros, lo que no sería bueno para mi columna, es que por estar sentado he adquirido diversos dolores.
-Sé cómo es eso. Yo trabajo en una oficina, 8 horas sentado.
El semáforo cambia a verde. El auto blanco sigue, el taxista insiste:
-Bueno, es que no quiero llegar a casa con un cadáver, y si lo tengo por unas horas más se notará el olor.
-¿Y si lo deja en la carreta? En la Panamericana Norte hay sitios desolados.
-Puede ser… pero siempre pasa un carro y de repente se convierte en testigo clave y esas cosas. Ya sabe usted cómo es la prensa.
-Tiene razón.
-Pero… aunque, por ahí conozco un descampado. Una vez llevé a un cliente por ahí. Espero que no hayan invadido los terrenos.
-Qué bueno, me alegro por usted.
-Sí pues, gracias. Es que con todo esto de la proliferación, la centralización de Lima y el auge de las construcciones, ya uno no puede estar solo para deshacerse de su cadáver.
5:30 pm., las luces de los postes empiezan a encenderse por el nublado cielo limeño. Diríamos que hay mal tiempo y que hasta se avecina una garúa. El chofer es corpulento, de tex blanca y un cabello que de seguro no se corta hace un mes. Tiene un anillo dorado. Se da cuenta de que mis ojos apuntan hacia aquel adorno en sus dedos.
-Este anillo es del finado.
-Y por qué lo mató, si es que no es mucha indiscreción.
-Ah, no. Cómo se le ocurre. Bueno, era un cliente borracho que se quedó dormido y cuando me di cuenta estaba muerto.
-¿Y por qué lleva restos de sangre en el asiento?
-Bueno señor, debe ser de otro cliente, porque que yo sepa, este está limpio.
-…
-Bueno, usted dirá… estamos en el centro.
Cruce de Colmena con Tacna, hay movimiento normal. Saco un billete del bolsillo.
-¿Entonces hasta aquí no más?
-Sí, que le vaya bien con su muertito.
-Ok, me salvó de una. De aquí hasta el descampado son 40 minutos. Para entonces ya estará oscuro.
-Qué bueno, buen viaje.
-Gracias.
-Gracias también.
La ciudad de Lima fue fundada por Francisco Pizarro. Su cercanía al puerto, la superficie plana y la buena tierra para el cultivo fueron indicios que hicieron detener la marcha española al momento de fundar una capital de la conquista. Llego a la Plaza San Martín, ahí sigue él con su caballo, ahí todos los transeúntes de mirada perdida. ¡Cuántos cadáveres para echar por la carretera!
30 oct 2009
Para saber que existo
Para saber que existo, llego tarde a mi casa para que haya pocas probabilidades de que nadie me vea o me diga que no vivo allí y que por favor me ponga ropa que los niños están asustados y que llamarán a la policía.
Para saber que existo me dejo entregar cosas prestadas, premios que no merezco y pronuncio huelgas de hambre en los mercados mayoristas. Me pongo zapatos largos que me harán tropezar y cargo las calles que caminaré mañana.
Para saber que existo me dejo doler la espalda, cansar el lapicero, rasgarme como las mesas escolares de una biblioteca, pintarme como pared de baño público, dejarme dormir por los enemigos y me dejo saber que es martes, que tengo sueño, que mis espasmos me desean un trago o las ganas de no tener que estar probándome cosas que no tengo por qué saber, pues no me quedarán. Por Dios, ya es invierno…
29 oct 2009
Y dios creó al mundo
Dios creó al mundo en un ensayo de química de curso vacacional.
Creó al hombre, lo llamó Adán y nadie pudo comprobarlo en los registros municipales.
Creó el pensamiento y se le volvió manzana.
Creó la maldad y ésta nació deforme, con patas mullidas
y se arrastró para ser serpiente.
Y creó a la mujer y ésta le rompió una costilla al macho alfa
Le robó la billetera Dolce&Gabbana
Y se fue corriendo a Saga Falabella.
Creó también otra mujer para tener hijos
Y como la mezcla genética fue entre parientes
de primer grado de consaguinidad
-según un pergamino rescatado
de los anaqueles de la biblioteca babilónica
y que más tarde confirmó Sciencie en su especial
sobre la endogamia, de versión papel electrónico-,
los hijos le salieron con alas.
Les decían mutantes en el colegio y estos
volaban para cagarlos desde las alturas
hasta que en casa no hubo dinero por culpa del aprismo
y tuvieron que volar cogiendo carteles de Coca Cola para ganarse la vida.
Pero no tardaron en avergonzarse de tal condición
y uno de ellos no quiso vivir a las sombras de su Padre
y se fue a vivir en el sótano aunque sin aire acondicionado.
Otro de ellos, quizás el más liberal, rebelde y neo hippie,
se dejó llevar por Kurt Cobain y creó las circunstancias oportunas para ser crucificado.
Entonces el verbo se hizo carne y Marco Aurelio Denegri ya no pudo conjugarlo.
Y desde entonces los romanos aventaban leones a los cristianos
porque la tauromaquia todavía no era tan popular.
Y llegó San Agustín para vender el copyright de su nombre
a un colegio de clérigos hacendados.
Llegó también el sentimiento de culpa para contradecir al sadomasoquismo.
Llegó luego la decencia que trajo un garrote en la cajuela del coche
para vendérsela a la Santísima Inquisición.
Y los del periódico Trome arrodillánrose de plenitud.
Los devotos, a posteriori, olvidaron a los Borgia y también a Lord Vader
Y se resignaron con Juan Pablo II y Dios le dio sabiduría, amor de los hombres
y un auto con chasis de titanio antitanque.
Y así, Dios creó al mundo para ensayar y le salieron unos más bonitos y obedientes
En la galaxia Andrómeda.
Mientras, los curas hacían el amor en las películas de Almodóvar
En las playas de Miami y en los conventos de clausura
Bombeando sangre a la punta del glande desde un corazón melindroso
Con sentimiento de culpa.
Quererte significa
Quererte significa verte y temer al infinito.
Quererte es someterse a los pájaros
Dejarse matar por el enemigo
Matarse uno mismo por la espalda
Y pertenecer a este mundo que no sabemos si en verdad gira
O cae.
Quererte.
Una mano que me lleva al ahogo
Unos cabellos que respiro hasta sangrar
Una nuca con vida propia.
Y quererte además de todo que si no fuera poco
Sería porque caigo junto con el mundo.
28 oct 2009
Pequeñas siamesas
Estaban a punto de separarlas. Ya no tenía caso pensar en que estaban traicionando la memoria de su padre que siempre se opuso a esa operación, debido a la religión que profesaba. Tal vez algunos familiares las mirarían luego con indiferencia, condenándolas por tal decisión post mortem, pero ya eran mayores, estaban apunto de terminar la universidad y además cada una tenía sueños distintos.
Cómo preparar una cena para dos
Ingredientes:
22 oct 2009
El trabajo más triste del mundo
Un poema diario
Un poema diario o un poema al día.
O un problema al diario
y un poema en el diario, del quisco:
"HOMBRE MUERE POR ESCRIBIR TODA LA NOCHE". Pág. 13-18. Policiales.
"DIOS LANZA SU CANDIDATURA PRESIDENCIAL". Pág. 4-5. Política.
"RECLAME HOY UNA NUEVA VIDA". S/.0.50 diario solo. S/.0.70 con nueva vida.
Un poema, una nueva vida.
Una vida a diario
un diario problema de vida.
"MUJER ACUCHILLA POR LA ESPALDA AL AMOR.
Policía halló rastros de sangre por todo el edificio.
Mujer confiesa que fue por venganza". Pág. 14. Deportes.
Una vida, un poema.
Una vida, un problema.
Un diario en el quiosco, todos los días:
"INVENTAN APARATO PARA VER EL ALMA.
Científico afirma que se trata de una experiencia desagradable.
Apple ya tiene más de dos millones de pedidos del Almus 2.0
Pese a que inventor afirma que el alma puede contestar toda pregunta". Pág. 25. Familia y Sociedad.
Un poema. Una vida.
21 oct 2009
Maldita rana
Nunca supe dibujar. En las tareas escolares sólo calcaba los dibujos con papel carbón (creo que se llamaba así). Si no tenía esa hoja de carbón azul, lo hacía con un papel delgado al cual le echaba un poco de kerosene para su mayor transparencia. Los dibujos salían bien, aunque luego mi cuaderno se quedaba con todo ese olor a cocina de los 80'.
Salvo la buena muñeca para los dibujos cuasieróticos, o mejor dicho grotescos (los clásicos penes, los traseros que se iniciaban con dos paréntesis, o las tetas que podían dibujarse con una W o con dos "U"), nunca destaqué en esta materia donde, según un profesor, todos tenemos algún talento escondido.
Bueno, yo no tuve un talento escondido (Fácil que estaba encarcelado y huyó limando los barrotes, o salió despavorido acuchillándome por dentro mientras dormía). Pero sí lo tuvo mi amigo Pashu. No sé por qué le decían así. En su partida de nacimiento decía Beto, pero la profesora insistía en llamarlo Alberto, pero para nosotros era Pashu, o el "pirata" para los enemigos, los que se burlaban de su pupila izquierda, la tenía blanca, y parecía crecer con el paso de los años.
Recuerdo que en segundo de primaria, estábamos con eso de "Cucú cucú, cantaba la rana... cucú cucú debajo del agua". Toda la santa mañana. Hasta que la profesora, para irse a comer al cafetín, nos dejó de tarea dibujar a esa maldita rana que no sé por qué diablos cataba "Cucú", si ellas croaban.
La rana que intenté dibujar, por supuesto, era más parecido a una caricatura de caricatura de un muñeco de peluche de rana mal cocido por un ciego zurdo. Pero el de Pashu no. Su rana era igualita al del libro y hasta la estaba coloreando. Yo le presté mis colores, no sé cómo hacía para combinar y crear diversos matices a esa edad. Poco a poco lo rodeamos y las chibolas que en el futuro iban a ser las futuras jugadoras del partido de la vida, o en todo caso, las manipuladoras que gobernarían el mundo, ya le habían dicho que les dibuje una "ranita" en sus cuadernos. Pashu aceptó.
Los chibolos que no nos atrevimos a pedirle el mismo favor, pudimos ver cómo, en menos de un minuto, Pashu dibujaba esa maldita rana con sombrero, con su sonrisa cachacienta y encima de una hoja. Las niñas futuras dominantes del mundo, futuras rompecorazones, motivos de varios suicidios colectivos, de alteraciones mentales y de largas noches de insomnio frente a un puto computador, se iban de una en una con sus dibujos en sus cuadernos que si no olían a uva, olían a fresa. Las menos agraciadas, las más inteligentes, las que finalmente harán en el futuro el trabajo duro y pesado, y se congregarán para las manifestaciones feministas, también cayeron rendidas al talento de Pashu y pidieron el mismo favor. Por supuesto, Pashu aceptó con la única condición de recibir esos chicles Bomba que tenían como figura a un elefante haciendo un globo con la goma.
Finalmente, Pashu fue la vedette. Tenía en su haber más de 20 ranas en media hora y los que asomábamos por la ventana, esperando a que regresara la profesora para calmar esta humillación, nos acercamos para ver cómo el dibujante terminaba de pintar su dibujo. Hasta que ocurrió. Uno de los chibolos futuros oficinistas y lameculos de cualquier jefe que se cruce en su camino, le pidió a Pashu un dibujo, y, claro, éste aceptó a cambio de 20 céntimos. Entonces se apuntaron otros, y otros más. No se trataba de favor, se trataba de negocios, así que no había tanta humillación.
Faltaban unos 5 dibujos pagados por adelantado, cuando de repente entró la profesora. Esa que pateaba a mis compañeros, la que se prestaba una correa para castigarnos y que tenía un clavo en la pared para colgar un trozo de manguera que nos turnábamos para llevarla a casa. Esta bruja moderna, hizo sentar a todos y, sin perder el tiempo, se dispuso a digerir su comida de serpiente mientras revisaba los dibujos que había dejado como tarea preventiva.
Empezó por Aymé, la chica que olía a magnolias aún cuando no sabíamos qué eran las magnolias. Esta pequeña muestra de los semidioses, demasiado limpia y demasiado perfecta para ser humana, había concitado diversas guerras internas en el bosque que quedaba por el río (el salón se dividía en dos bandos por ella y rescatarla del malvado director era la misión principal). La profesora vio su dibujo y la felicitó, claro que ella fue la única que no pidió el favor a Pashu. Luego siguió con José Luis, a quien felicitó de manera efusiva, mostrando el dibujo que "había hecho", aunque sin pintar todavía. La cara de la bruja cambió, solo le faltaba ofrecernos una manzana. Pero el momento kodak fue interrumpido por Héctor, que escondía litros de envidia a tan corta edad bajo esa cara de inocente y ese peinado lengua de vaca babosa: "Se lo dibujó Pashu".
Héctor era uno de los que no logró conseguir el dibujo por 20 céntimos. La profesora corroboró de inmediato. Pashu tenía un bonito dibujo, ya pintado y con los arreglos respectivos.
La profesora no sabía si castigar o pegarse un tiro. Así que salió del trance cuando con valor cívico le dijimos que Pashu había dibujado casi todas las malditas ranas. Entonces la profesora decidió salomónicamente: "Pashu tienes 20", ustedes romperán sus hojas en dos y aprenderán a dibujar.
Debo confesar que yo no rompí mi hoja porque mi maldita rana era feíta, pero era mi rana. Me puso un digno 12. Yo hubiera avisado a la profesora que Pashu andaba cobrando por cada dibujo, y así conseguir el segundo puesto después de Aymé, pero no lo hice porque después de que le presté mis colores a Pashu, se sentó a mi lado y fuimos amigos desde entonces.
Hace un año lo vi. Estaba en una esquina, ebrio, con su pupila blanca. Me ofrecía una botella con algún trago barato. Salud, me dijo. Yo no lo rechacé, me tomé ese trago desconocido, tapado con una bolsa negra. Salud, le dije. Entonces hablamos cosas banales, le invité a que dibuje en una revista que hacía con unos amigos, me dijo que sí. Pero luego desapareció otra vez. Me contaron que su madre había fallecido, que no tenía dinero, que no terminó el colegio, que ahora trabajaba en una mina de carbón. Bueno, dije. Me quedé sin palabras como hasta ahora.
Mi perro me escribió una carta
Mi perro escribe una carta, dice: "Lima 21 de octubre. No vuelvas a casa".
Cumplí 13 una vez y me sentí viejo
Otro días más, un día más. Los vengo contando desde que tenía 13 años, cuando creía ser muy inteligente, me creía un buen jugador de fulbito, ajedrez y le estaba entrando al básquet. Pero ya estaba en segundo de media y se habían ido los días en los que creía que habían nubes voladoras (antes de conocer Goku) que nos llevarían cuando sea fin del mundo.